sin nada que hacer
Bruno Suárez
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Una mañana de otoño, un aguador decidió y por agua a un valle un poco lejos de su choza; sus amigos le habían advertido que el lugar no era muy seguro que digamos ya que en el lugar se encontraban especies demasiado peligrosas, lleno de arañas, centauros, búfalos, grifos, leones, y en especial escorpiones. El aguador decía que por eso tenía un valor especial ya que nadie había usurpado el lugar ni lo habían invadido en busca de riqueza.
Además se decía que el agua de dicho lugar podía proporcionarle a aquel que la bebiera, sabiduría, y la felicidad que el hombre había estado buscando desde hace mucho tiempo.
El aguador llego, al oasis; una espesa niebla cubría el lugar dejando ver lo que había por delante de uno, el muchacho siguió caminando sin encontrarse nada de peligro en el camino, de repente el aguador cayó en un agujero, el cual había sido cavado como un túnel, el cual siguió, esperando que lo llevara a el estanque en donde se encontraba el agua milagrosa. Cuando ya se había dado por vencido, vio un resplandor al final del túnel y escucho el sonido del agua moviéndose con el cálido respirar del viento.
Se acerco cuidadosamente con su ánfora y comenzó a recoger el liquido con mucho cuidado; cuando escucho un movimiento de hojas en el piso, volteo para ver qué era lo que había escuchado, cuál fue su sorpresa cuando se encontró a un escorpión, el escorpión lo miro detenidamente y le pregunto.
-¿que es lo que se te ofrece?
- solo tomar un poco de agua, es que vengo sediento, y aun en mi viaje me falta mucho por recorrer.
-pero no parece que sea solo un poco de agua, ¿a quién se la piensas llevar?
-¿por qué? ¿Acaso el agua proporciona algo?
- no me vengas con eso lo sabes muy bien...
-ok pero no es para un mal, si no para poder hacer algo por el hombre que solo ve su felicidad en una lejana esperanza la cual no quiere alcanzar.
- aun no me convences de que no te pique para que mueras.
-bueno si es así, mátame.
-espera no hay que ser tan extremistas, mira yo estoy de acuerdo en que esta agua se comparta y que el mundo sea un lugar más apacible, pero si quieres un agua mejor ven conmigo, ya que esta aun causa avaricia a quien la toma, ven.
El escorpión guío a el joven por un vasto territorio cubierto por arboles, los cuales tenían las hojas de colores que él nunca había visto en su vida, iban desde el naranja hasta, los morados, esos morados que se ven en los amaneceres. Después de estar caminando por un buen tiempo, llegaron a un lugar en donde el agua era de color oscura.
-oye esta agua es oscura, no creo que sirva.
-el que este oscura no significa que no sirva al contrario es mejor, mira para que me creas toma un poco y échalo a ese arbusto que está un poco seco.
Así lo hizo, vertió el agua que le había indicado el escorpión en el arbusto, de repente el arbusto de el tono café que tenia, cambio a un verde intenso, tan intenso que hacía que los arboles a su alrededor palidecieran.
-mm, le echaste mucho, pero al fin, ¿ya viste lo que te decía?
-te creo. Puedo servirme entonces.
- claro pero solo deberás darle a dos humanos al principio, y si ellos no avarician, vendrás por más.
-pero si mejor solo sirvo lo necesario y no vuelvo.
- no yo quiero que vengas otra vez, ¿lo harías?
-no prometo nada, pero vendré dentro de cinco días.
El aguador se alejo y llego a su pueblo, e hizo caso de las indicaciones del escorpión, solo le dio de beber a dos personas, en las que más confiaba.
El muchacho, no volvió en los cinco días que había prometido. Pasada la semana el muchacho volvió para ver como se encontraba el escorpión, camino durante mucho tiempo, y encontró al escorpión mirando al cielo; el animal volteo, lo miro y le dijo.
-pensé que vendrías hace cinco días.
-bueno tuve que salir de viaje, y no regrese hasta hoy lo siento.
-no te preocupes, además no me prometiste, ven tengo algo que enseñarte.
El escorpión llevo a el joven a un claro en el que se podía observar la entrada del sol entre los majestuosos arboles, el claro estaba cubierto de flores arboles ya arbustos de formas extrañas.
- siéntate. Le ordeno el escorpión
-bien te quiero mostrar algo. El escorpión se quedo quieto como si hubiese muerto, y después desprendió un destello cegando la visión del aguador, después se escucho la voz del escorpión.
-esto es lo que quería mostrarte.
Cuando el muchacho pudo mirar de nuevo, no se encontró con el escorpión, si no con una chica, una chica muy hermosa; el aguador se quedo petrificado, nunca se había encontrado con una belleza así.
-¿pasa algo?
-no, no es que no sabía que fueras una chica.
- bueno es que la mayoría de los que estamos aquí somos humanos que fuimos maldecidos, este lugar antes era una ciudad muy prospera, pero la avaricia de algunos del pueblo fue que nos transformaron en bestias, hasta que podamos lograr un bienestar para los demás, solo la luz del sol puede transformarnos otra vez en seres humanos.
- pero ¿puedo hacer algo para que cambies?
- no solo ven, necesito que lo hagas seguido; así podremos llevar el agua a solo las personas indicadas.
Durante varios meses el chico siguió las indicaciones de la joven; hasta que un día... no la encontró, el busco por todos lados del oasis, pero no pudo encontrarla... y así paso el tiempo hasta que llego otra vez otoño. El aguador fue a buscarla, y la encontró debajo del claro sentada viendo al vacío, se acerco, y la abrazo como fuera la última vez que la tendría a su lado (que acertado estaba en eso)
- esto no puede continuar.
-¿que sucede?
-nada...
-nada no me responde, que es lo que pasa.
- es que me tendré que ir durante un tiempo, pero regresare después de unas semanas. Me esperaras verdad.
-pero si quiero saber noticias de ti, porque no quiero que pase el tiempo si verte.
-no te preocupes, solo escríbeme y así estaremos en contacto.
La chica se levanto y se retiro y le dio un beso en la mejilla al muchacho, un beso cálido.
Pasaron las semanas y el chico le escribía cada vez que tenía un papel y una pluma de el mejor ave para que el papel no se maltratara, a la mano; quería saber todo lo que le estaba pasando a la chica, pero ella, no le respondía, el muchacho dejo de insistir cuando ya habían pasado cuatro de las cinco semanas. En la quinta semana el muchacho realizaba un viaje a un reinado en donde próximamente se realizaría una fiesta de compromiso, entre la princesa y el príncipe; ella venia de un reino lejano, y el joven príncipe era el favorito de su padre.
El rey al enterarse quién era el aguador lo invito a pasar en la fiesta un rato divertido, el muchacho acepto ya que hace tiempo que no iba a una de esas fiestas; el lugar era enorme, risas diversión llenaban el lugar, entrenamiento en todos lados.
-amigos. Hablo el rey en lo alto.- hoy es la fiesta del compromiso entre mi hijo querido y la princesa del reino de Ambreista.
Después de que el rey presentara a los muchachos, dos jóvenes, a los cuales se les veía la cara de alegría, la cual hacia que la habitación se iluminara más; todos le aplaudían a la joven pareja. Y entonces el aguador dirigió su mirada a la primer fila de mesas, porque algo le llamo la atención, enfoco y fue cuando vio a su pequeño escorpión, pero no en la forma del animal si no en la de la chica, pero ella no estaba sola, venia acompañada de otro muchacho, el cual la abrazaba y los dos sonreían como una feliz pareja.
El chico no lo soporto y salió del enorme salón, en la terraza, se encontró con un pequeño escorpión rojinegro; el muchacho le dio un golpe pero antes que el escorpión saliera volando, pico al joven aguador inyectándole tu veneno.
El aguador cayo de la terraza y murió, se le busco por todo el palacio, pero solo se encontró un pequeño escorpión rojinegro muerto.
Fin del post cuento
